Ensayo una obra nueva y, actitudes de grafomaníaco, me propongo abrir un blog para utilizarlo como diario de ensayos. Definitivamente no lo logro. Me hubiera gustado. Pienso eso, nostálgico de mí mismo. La experiencia de LIMA JAPÓN BONSAI fue altamente positiva. Todos los ensayos tuvieron precisamente eso, un signo positivo. Todo fue amable, feliz y progresivo. ¡Cuánto me hubiera gustado escribir día a día la felicidad que me dieron esos ensayos! Solo me queda, ahora, hacer esta escena melodramática. ¿Para qué? No lo entiendo. Aún así, sigo.
Busco en mis notas, entonces, en esas notas que abonarían diariamente este blog hasta hoy huérfano, y veo que el primer ensayo fue el 21 de abril. Por supuesto, no significa nada. Un día en un calendario. Casi cinco meses después me siento a “hablar” de los ensayos. Como si quisiera con esto detenerlos, volver al 21 de abril. Quiero estrenar pero quiero seguir ensayando la obra. Será eso. Tengo un principio de explicación. ¿Eso me deja contento? En verdad no. No necesitaba explicación.
Busco en mis notas, entonces, en esas notas que abonarían diariamente este blog hasta hoy huérfano, y veo que el primer ensayo fue el 21 de abril. Por supuesto, no significa nada. Un día en un calendario. Casi cinco meses después me siento a “hablar” de los ensayos. Como si quisiera con esto detenerlos, volver al 21 de abril. Quiero estrenar pero quiero seguir ensayando la obra. Será eso. Tengo un principio de explicación. ¿Eso me deja contento? En verdad no. No necesitaba explicación.
Sigo reponiendo el pasado. Nahuel Cano me eligió para El Porvenir (festival de teatro sub 30, en que los directores del año anterior eligen a los del siguiente). Ambos convivíamos en otra lindísima experiencia de ensayos que fue Las Islas, dirigida por Alejandro Tantanian (Nahuel como actor, yo como asistente). Así, escribí durante el verano (¿será enero y febrero, febrero y marzo?) la obra. También fue clara y limpia la escritura, casi sin esfuerzos (será por eso que no recuerdo ni siquiera en qué momento la escribí, casi como si ya la tuviera escrita). En verdad, antes de escribirla (y el capricho de mi memoria dicta lo aleatorio de este racconto) armé el cast. Primero me contacté con Yanina Gruden, compañera mía en el Sportivo 2008 y 2009, con quién hace tiempo queríamos trabajar juntos. No sé por qué, pero quería una obra de un chico y una chica. Luego del ok de Yanina (ok a nada, porque no había nada) le dije a Luciano Ricio, con quién había trabajado en Montevideo es mi futuro eterno. Hecho el cast, luego se fue sumando el resto del equipo: Angie Bonello, Merlina Molina Castaño, Ignacio Llobera y Santiago Johnson, Gabriel jofré, Elisa Sánchez, Julio López, María Solari…
Recuerdo del texto que yo quería trabajar algo japonés (y debe haber sido capricho de una semana, por qué tampoco sé que me movía en esa dirección) y luego de detectar que había una distancia enorme con eso (¿con Japón? ¿estaría haciendo geografía ahora?) caí con tanto azar como desconocimiento en la idea de trabajar lo peruano-japonés, dentro de mi serie “Canciones de Amor para hacer la Revolución”. Allí apareció el hecho histórico, y encontré el posible puente.
Creo que no recuerdo nada más, ni siquiera ese 21 de abril.
Ensayamos en Bravard, y el lugar también nos fue muy grato, con el sol entrando por las ventanas de Reflejos y Áspero. Ensayábamos de mañana-mediodía. Es mejor ensayar de día, pienso.
Pre estrenamos una versión reducida (de 25’) en El Porvenir, otra experiencia muy linda…
Luego pasamos a ensayar en la sala que estrenaremos, el Elefante, y todo sigue igualmente bien.
Siento aburridísima esta mala cronología. No funcionó.
Y justamente, todo lo demás sí. Todo funcionó tan perfectamente que no necesitó de lenguaje como medio. Siento que la falta de lenguaje me deja a mí sin la experiencia. Pero también siento que algo de esa alegría está en mí, en todo lo vinculado a la obra. Seguramente estas líneas sean el intento de retener algo que se va.
Sabemos que estrenaremos el 23 de Septiembre de 2011… Ojalá que cada función sea para los espectadores lo que fue para mí cada una de las mañanas de ensayos.
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